Después de mucho tiempo sin hacer una salida de carpfishing, el domingo salimos de sesión antiestrés.
En esta ocasión decidimos ir al río por sus sombras muy agradecidas en esta época, aunque eso sí, estos puestos «más vírgenes» son bastante complicados para lanzar a las zonas con mas actividad debido a la cobertura tan densa. Es por esto que se me ocurrió que tengo que fabricar un barco cebador casero o modificar un barco de radio control chino, jejeje. Esto os lo explicare en próximos post a medida que vaya dando forma al proyecto.
Esta sesión en el río se hizo para probar unos boilies nuevos de Radikalbaits, pero esto de momento es TOP SECRET. Aunque más bien por la sesión antiestrés con mi chica y por picar a mi cuñada que por la prueba de boilies. Sí, ahora estoy intentando que mi cuñada se aficione o se «envenene» como decimos los pescadores.
Como he dicho, en esta salida la idea era hacer la prueba de un nuevo cebo y por ello lo único que llevamos en la mochila fueron esos boilies. Por una parte fue algo temerario puesto que llevar un solo cebo a una sesión de pesca… ya sabemos cómo son los peces, hoy quieren blanco y mañana solo quieren negro, y para colmo en un escenario en el que hacia ya cuatro años que no pescaba. Por otra parte, para probar algún cebo que quieras saber si realmente funciona hay que ir a por todas y comerse algún que otro bolo, «más bien muchos» jajaja.
Los peces estaban bastante activos, fue echar las cañas y empezamos a ver unos toques tan sutiles que apenas hacían sonar las alarmas, después de unos 45 minutos de estar ya nerviosos viendo que no había manera de que se clavaran, llego la primera picada, una preciosa carpa de un increíble color plateado que nos hizo disfrutar con una bonita y larga lucha, ademas de unos intensos minutos en los cuales se metió debajo de las zarzas de la orilla buscando la cobertura donde poder escapar. Maria, con mucha paciencia, consiguió acercarla lo suficiente para que yo pudiera meterla en la sacadera. Después de sacar el pez me di cuenta de que el día iba a ser complicado, puesto que la linea estaba muy rozada con las zarzas y casi a punto de haber roto.
Después de esta captura, continuó la fiesta de picadas tan leves que nos hacia estar en tensión en todo momento, pero unos minutos después se arranco otra caña, esta vez la lucha se alargo un poco más, es increíble lo fuertes y sanas que están las carpas de este río.
La bobina no paraba de chillar y nos hacia pensar que si conseguía llegar a un árbol hundido no habría forma de llevarla a tierra. Me la jugué y apreté un poco más el freno de la bobina y con mucha paciencia y cuidado de que la linea no rozara las zarzas la pude acercar a la sacadera que Maria ya tenia preparada, una vez en la sacadera, vimos que no era mucho más grande que la anterior pero su genética era totalmente diferente,. Una carpa de las que yo recordaba sacar de aquel río en mis inicios en la pesca aun siendo niño.
Que tiempos aquellos en los que con una lata de maíz y alguna lombriz se hacían unas increíbles pescatas.
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